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HISTORIA DE LOS TRANSGÉNICOS Y SUS EFECTOS EN EL FUTURO

HISTORIA DE LOS TRANSGÉNICOS Y SUS EFECTOS EN EL FUTURO

Vamos a profundizar en la historia de los transgénicos u organismos genéticamente modificados, aportando diversos datos que explican su origen.


La transgénesis está a la orden del día y es un tema que debería preocuparnos por sus implicaciones a medio y largo plazo.

Desde el principio de los tiempos, la naturaleza ha ido produciendo alteraciones genéticas muy lentamente permitiendo una mejor adaptación de los seres vivos a su entorno. Estos cambios evolutivos siguen ocurriendo de manera constante, para lograr especies más eficientes y fuertes, en el afán por la supervivencia.

Se trata de cambios sutiles y poco perceptibles, para no provocar desequilibrios ni alteraciones graves del ecosistema natural. Esto solo es capaz de hacerlo la naturaleza.

El problema comienza cuando el ser humano se entromete y fuerza las cosas hasta el punto de ocasionar serios problemas en el equilibrio natural.

CUANDO EL SER HUMANO COMENZÓ A JUGAR CON LA GENÉTICA

Con el objetivo de incrementar los beneficios en la producción agrícola y ganadera, el ser humano comenzó a estudiar y experimentar con la posibilidad de crear organismos modificados genéticamente.

En 1985 se crean los primeros cerdos y ovejas transgénicos, y en 1986 comienzan a desarrollar embriones para la clonación de ovejas. Cinco años más tarde, ya se había conseguido hacer lo mismo con otro tipo de animales, como las cabras y las vacas.

Año 2002, el fruto de estas investigaciones permite la creación de las primeras vacas con cromosoma artificial humano. En el año 2005 consiguen que estas vacas transgénicas sean resistentes a las infecciones producidas por la alimentación a base de maíz que erróneamente se les proporciona, y que derivan en alteraciones en su flora bacteriana, algo que va a producir cambios severos y mutaciones, fundamentalmente en relación con una bacteria conocida como Escherichia Coli.

Llegados a este punto, la industria se percata de que esta bacteria se transmite al ser humano al consumir la carne de estas vacas modificadas, por lo que deciden “desinfectar” la carne suministrando a los animales grandes cantidades de antibióticos con el objetivo de eliminar la bacteria. Sin embargo, lo único que consiguen es que la bacteria se vuelva resistente.

Como la industria únicamente persigue el aumento de los beneficios sin importar los riesgos de sus acciones, deciden continuar alterando la genética de las vacas para hacerlas resistentes a la bacteria, o al menos, amortiguar los efectos de esta en el organismo de estos animales.

Lo que podemos extraer de esto es que, después de crear un problema al jugar con la genética de los animales, el ser humano, en lugar de detenerse, ha continuado incansablemente alterando la naturaleza, generando un problema tras otro.

Lo más preocupante de este tema es que no se limita a la ganadería. Seguro que mucha gente ha oído hablar de Monsanto y del glifosato; de la marca comercial “Roundup” que vende maíz, soja, trigo y patatas transgénicos; de la compañía farmacéutica Bayer (que absorbió a Monsanto) y de las muchas denuncias que han recibido por sus herbicidas y que les han supuesto sanciones millonarias dictaminadas por jueces.

EL CONSUMIDOR MERECE SABER QUÉ ESTÁ COMPRANDO

En EE. UU, cuando vas a comprar un producto orgánico, lleva su sello orgánico. Adicionalmente, muestran otro sello en el que se garantiza que ese producto no ha sido genéticamente modificado, puede tener herbicidas o pesticidas, pero por lo menos este sello garantiza que no es un producto transgénico.

En Europa y en otros países del mundo, también se muestra si un producto es “Bio”, “Ecológico” u “Orgánico”, sin embargo, cuando compras otro producto que no lleve este etiquetado, en ninguna parte se indica si ese producto ha sido alterado genéticamente o no. Esta información es esencial y tenemos que conseguir que se nos diga la verdad para poder elegir en consecuencia.

BIOTECNOLOGÍA O INGENIERÍA GENÉTICA

“Bio” significa vida, por lo que es muy curioso darse cuenta de que, cuando hablamos de biotecnología, nos estamos refiriendo a tecnología que sirve para alterar la vida. No es otra cosa sino la fabricación o modificación de productos con el fin de “mejorar, alterar o crear” plantas, animales u otros organismos.

Es por ello por lo que no deberíamos emplear el término biotecnología, sino hablar de transgenética o ingeniería genética al tratarse de una industria dedicada a la cría y producción de animales que han sido genéticamente modificados o “mejorados” persiguiendo unos objetivos fundamentalmente económicos: obtener más kilos de carne, más huevos, más leche, más crías, reducir los costes, modificar el sexo, etc.

Esta industria también trabaja incansablemente para adaptar determinados tipos de alimentos que no son adecuados para la especie a la que va a alimentar, como, por ejemplo, el maíz transgénico para las vacas, o la soja transgénica para las gallinas. Esto va a derivar en alteraciones genéticas en sus respectivas floras, y posteriormente en graves problemas de salud en el ser humano que consumen los productos que se crean a partir de estos animales.

Basta con echar la mirada atrás y recordar el escándalo de las “vacas locas”, que estaban siendo alimentadas con piensos que contenían restos de vacas muertas y de pescado entre otros deshechos de bajo coste y con lo que pretendían obtener un mayor rendimiento a un precio mínimo. 

Pero las labores de la industria transgénica no acaban aquí, también son capaces de fabricar células y organismos totalmente diferentes a los naturales. En este punto entran en juego las llamadas “células madre”, con las que son capaces de alterar rutas metabólicas completas para transformar y crear virus, bacterias, levaduras y demás microorganismos.

Debido a los avances de esta industria transgénica se puede llevar a cabo cualquier cambio sobre los organismos de una manera rápida y precisa.

LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA TAMBIÉN SE BENEFICIA

La industria farmacéutica ve en la transgénesis y en los seres vivos un “futuro prometedor” con el que engrosar sus arcas. Las manipulaciones que se pueden llevar a cabo en microorganismos como virus y bacterias le benefician a la hora de crear vacunas con las que combatirlos. Ser al mismo tiempo los generadores de un problema y de una solución.

La presencia de los transgénicos en nuestra sociedad es cada vez mayor: millones de cultivos transgénicos, vacunas transgénicas, alteraciones genéticas… Con la transgénesis se puede conseguir lo que se quiera, no hay límites. Una industria que está alterando todo lo natural y que está afectando a todos los seres vivos del planeta, con el agravante de que estas alteraciones son transmitidas entre generaciones.