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PON VIDA Y ENERGÍA EN TU PLATO CON GERMINADOS

PON VIDA Y ENERGÍA EN TU PLATO CON GERMINADOS

Germinar es el proceso por el cual una semilla comienza a desarrollarse, hasta que aparecen pequeñas hojas verdes con las que puede realizar la fotosíntesis. Los germinados son un ingrediente completísimo para tu dieta y es algo muy sencillo de hacer en casa.

Los germinados son un alimento excelente para incorporar a nuestra dieta

No es la primera ocasión en la que hablamos sobre los germinados en este blog, pero es que nunca nos cansaremos de aconsejar el consumo de este valiosísimo alimento.

Y es que comer las semillas de esta forma es como tomar un alimento en estado puro, lo que nos aporta energía directa para nuestras células.

¿Qué necesitas para comenzar a cultivar tus propios germinados? Únicamente unas semillas de judías, de lentejas, de girasol, de trébol, de alfalfa o de fenogreco entre muchas otras.

Una vez hayas decidido qué tipo de semillas vas a emplear, lo primero que debes hacer es remojarlas durante unas horas. A continuación, basta con colocarlas en un germinador o en un tarro de cristal, y continuar remojándolas varias veces a lo largo del día, teniendo mucho cuidado de no encharcarlas.

Con esta hidratación de las semillas se logra que sus enzimas se activen y comience un proceso en el que el almidón de reserva se digiere, y se inicie el crecimiento del tallo y de las hojas. Las enzimas de los germinados presentan una riqueza superior a cualquier otro alimento.

Y, ¿por qué son tan buenos los germinados para nuestro organismo y nuestra salud? Porque es un alimento rico en minerales, vitaminas y aminoácidos, además de las propias enzimas en sí mismas.

En el trigo, por ejemplo, el contenido en vitamina C aumenta en un 600% en los cinco primeros días.

Otros ejemplos son los germinados de alfalfa, que destacan por su gran aporte de vitamina K, que es muy necesaria durante el embarazo, o los germinados de sésamo y de girasol, que son ricos en vitamina B, siendo especialmente beneficiosos para combatir las infecciones y para reforzar nuestro sistema nervioso.

Tampoco podemos obviar que este alimento debe consumirse crudo para aprovechar al máximo los beneficios que sus propiedades van a aportar a nuestro organismo. Hay que recordar que la comida muy cocinada, provoca que el alimento deje de ser rico en enzimas, haciendo que nuestro organismo deba hacer un esfuerzo extra para hidrolizar la proteína, la grasa y la fibra.

En resumidas cuentas, cuando incorporamos una pequeña cantidad de germinados o de brotes a nuestras comidas, estamos incluyendo un alimento que aporta grandes beneficios para nuestra salud a un coste muy bajo para nuestro bolsillo.